viernes, 23 de mayo de 2014

Derecho a la salud


El derecho a la salud es fundamental para garantizar el bienestar de los seres humanos; el trabajador, a quien se le descuenta periódicamente el dinero de su salario, con el cual se paga de manera anticipada su servicio médico, lo mínimo que merece es acceder a una cita médica, con la cual se pueda diagnosticar su estado de salud. Resulta realmente decepcionante que la I.P.S. o E.P.S. que debe favorecer la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad y la atención médica oportuna, sea el ente que se caracterice por su incompetencia e ineficacia; cuando solicitar una cita es mendigar, ser atendido satisfactoriamente es una suerte, obtener medicamentos de calidad es una fortuna, y una cita con el especialista es un privilegio de pocos, es el momento en el que cualquier persona comprende la situación de impotencia que ahoga a los cotizantes y beneficiarios de una institución como la Fundación Médico Preventiva; saber que ser atendido con amabilidad, respeto y preocupación, depende de las relaciones que se tenga con una u otra persona o qué tan insolente o grosero se trate a los funcionarios, es la demostración clara de la falta de valores corporativos de esta entidad. A pesar de las incontables quejas y manifestaciones en contra de estos flagelos, la problemática continúa, los maestros que tienen la posibilidad, recurren a las citas con médicos particulares reconocidos en el municipio para encontrar una atención de calidad y la formulación de medicamentos efectivos. Siento que muchas afecciones son apenas paliadas, no curadas, muchos procesos son atendidos en su sintomatología, no hay un diagnóstico profundo que permita conocer fidedignamente la situación de los pacientes. Los informes de satisfacción de los servicios médicos no se acercan para nada a la realidad que vivimos los docentes que pasamos por la travesía de pedir una consulta médica.


Cuando una empresa de salud no vela por el bienestar de sus afiliados se observa la desconfianza de los pacientes, quienes asisten a ella porque les toca y no porque la consideren una institución responsable e idónea. Son incontables las experiencias en las que nuestros compañeros maestros y sus familias pasan por tortuosas diligencias entregando documentos, pidiendo autorizaciones e incluso pagando con sus recursos económicos servicios que debe ofrecer oportunamente su entidad de salud. Estoy seguro que si los servicios de salud no fueran pagados con anticipación otro sería el caso, hoy día, instituciones como la Fundación Médico Preventiva, se esmeran por bloquear el acceso a los servicios médicos, pues ya tienen el dinero de los usuarios, sea que los atiendan o no; vale la pena reconsiderar si el estar atado a una institución prestadora de servicios de salud es lo mejor para el magisterio, o si por el contrario, se debería permitir que cada maestro decida qué entidad recibirá el dinero que se le descuenta para brindarle estos servicios. En la presente semana llamé para pedir una cita médica a la I.P.S. de la Fundación Médico Preventiva en Turbo a través de teléfono celular, la secretaria me pidió que esperara durante más de diez minutos y no volvió a tomar el teléfono, al día siguiente, fui temprano hasta las instalaciones y por fin me asignaron la cita, cuál sería mi sorpresa, cuando se me informó que sería dentro de ocho días, fue entonces que pude ver la verdadera dimensión de la problemática, estamos recibiendo una atención tan pobre, que los usuarios constantemente deben solicitar consulta médica, y que sólo por la misericordia de Dios no nos encontramos en peores condiciones de salud.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Estragos de la Lluvia en la Escuela Normal Superior de Urabá

Mayo 06 de 2014 

 Nuestra institución padece por las aguas inclementes que con el auge de las lluvias ingresan sin contención por las aulas y pasillos. Hoy la jornada se dedicó a sacar agua y secar las instalaciones de la Escuela Normal Superior de Urabá, que húmedas parecen expresar la preocupación de toda la comunidad educativa, después de ver con impotencia cómo las obras del Ministerio de Educación Nacional para arreglar el techo y los bajantes que conducen las aguas lluvias, por un valor superior a los ochocientos millones de pesos, y que significó múltiples incomodidades para maestros, estudiantes y padres de familia durante varios meses, no llena las expectativas que se habían generado. Resulta desconcertante saber que las obras que se realizan con los impuestos de los ciudadanos del país son hechas sin los estándares de calidad necesarios, y además no existen mecanismos de supervisión que garanticen que las entidades territoriales exijan el cumplimiento a cabalidad de los procesos de construcción en las instituciones públicas. Hay un sinsabor frente a la situación actual y el futuro de la institución; ya que los estragos de las aguas deterioran las instalaciones, ponen en riesgo la salud y la integridad física de los miembros de la comunidad e incluso entorpecen las jornadas de clases. Siguen los interrogantes: ¿Qué autoridad podrá intervenir en favor de la institución? ¿Hasta cuándo continuará esta situación? ¿Qué podemos hacer al respecto?..

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