Cuando se acerca el fin de año se espera ansiosamente la época de navidad, con ella llega la oportunidad de compartir con familiares y amigos, generalmente se tienen más de recursos económicos y esto favorece la generosidad y la sensación de bienestar. En muchos países es una costumbre intercambiar regalos, algunas personas lucen ropa nueva, otros mejoran la fachada de sus residencias para verlas más agradables. También se tiene la tradición de preparar una variedad de alimentos que hacen parte del menú de noche buena y de fin de año; son diversas las actividades y eventos que prepara la gente para este tiempo con el propósito de celebrar; pero pocas personas comprenden que el centro de la navidad no es la fiesta, el trago, la comida o el estreno, la razón de ser de la navidad es el nacimiento de Jesús de Nazaret; sin embargo, se promueven personajes como Santa Clauss o Papá Noel, quienes acaparan la atención y los espacios de decorados y arreglos navideños, muchos niños escriben cartas y esperan recibir el favor de ellos para tener juguetes y obsequios, apartando su gratitud del Creador; irónicamente, la época del nacimiento del Salvador del mundo es, tal vez, el tiempo en el que más se abre espacio a la vanidad y el desenfreno comercial, al igual que a los placeres del cuerpo, olvidando lo esencial, que es la encarnación del Hijo de Dios para librar al mundo del pecado y de la muerte. Si el mundo le diera el sentido correcto a la navidad, el señor Jesucristo sería el centro de esta época, y por consiguiente se seguirían con más fervor sus enseñanzas, poniéndolas en práctica, leyendo más la biblia y compartiendo el mensaje de salvación; lastimosamente, la oscuridad que envuelve al mundo hace que se prefiera abrazar los deseos humanos y no el amor que nos ofrece el Padre Celestial. La sociedad se embriaga en sus adicciones y menosprecia a Dios, para un gran número de personas es motivo de vergüenza identificarse con Jesucristo y la fe cristiana, prefieren ignorar estos temas para encajar en el mundo.
Salmos 96: 3 Proclamad entre las naciones su gloria, En todos los pueblos sus maravillas. 4 Porque grande es el Señor, y digno de suprema alabanza...
Hebreos 12: 2 Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y *perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la *derecha del trono de Dios.
Romanos 13:13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
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