jueves, 13 de febrero de 2020

LA IMPORTANCIA DEL AMOR

Pasa el tiempo, las tendencias, modas o modelos temporales, debido a que el contexto social, histórico o económico genera un ambiente propicio para ciertas ideas o pensamientos y paradigmas; sin embargo, hay un valor que se encuentra por encima de los persistentes cambios, y ese valor fundamental y perenne es el amor, el amor en su expresión más genuina, el amor desde el interior y hacia todos los que nos rodean. El amor, reconocido como una esencia real que transforma el ser, es una manifestación coherente con un pensamiento y una actitud con la cual se enfrenta la cotidianidad. El amor, como expresión real del ser, permea todo lo que somos y hacemos, si le damos cabida al amor de manera coherente, permitimos que él asuma el dominio evidente de toda nuestra personalidad, comprendiendo que el amor es lo opuesto al temor; si le damos al amor el poder necesario para manifestarse, el temor y todas sus facetas son desplazados de nuestro modo de actuar; permeados por el amor, tenemos una mirada sosegada y optimista, llenos de paz y armonía; ya que nos alimentamos de la fuente que da aliento y energía a la vida.
Es crucial identificar el valor verdadero del amor, conociendo su naturaleza y profundidad desde la filosofía, el pensamiento analítico y la reflexión extensa y elevada; pues existe mucha ignorancia, tergiversación y superficialidad difundida por las maquinarias comerciales para corromper y desdibujar la esencia del amor.
Es sorprendente encontrar, con un inevitable asombro, el valor tan contundente del amor, a pesar de las diversas referencias que existen para definirlo, en verdad hay un gran desconocimiento. El amor es la base de nuestras emociones; porque somos impulsados por el amor o el temor, el amor nos fortalece, inspira y protege optimizando nuestro pensamiento, elevando a una mayor eficiencia a nuestro sistema inmunológico, mientras que el temor nos bloquea y atrofia, conduciéndonos al deterioro y la enfermedad.
El amor va más allá de la banalidad, mucho más allá de los caprichos y engaños de la sociedad, más allá de las pasiones y antojos sensuales. Todos estamos llamados a la búsqueda interior, en la cual abandonemos nuestros apegos, desequilibrios y desaciertos, con un fuerte deseo de la trascendencia, depuración y crecimiento personal.



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